LITERATURA INDÍGENA DE VENEZUELA (poesía, mitos, dramaturgia y cuentos)
Singulares trazos faciales de nuestros hermanos originarios
(archivo de Soy de Puerto Ayacucho -Amazona)
La cojedeña Alejandra Sánchez e integrantes de la etnia pemón
“He visto el rostro de mi hermano, sus ojos de lince joven, dos puntas finas de flecha, brillando en la oscuridad”.
“Mis hermanos son dos paujíes alados, brillantes y certeros.
Mis hermanos silban entre las ramas, como el paují de terciopelo y oro, como el tucán en la espesura”.
Joven indígena en ceremonial de la cosecha
PALABREO DEL CHAMÁN (1)
Soy la voz del piapoco en la rama, mi paso es el paso del lagarto y del jaguar.
Mis ojos miran a lo lejos, traspasan la selva y llegan al corazón de la tierra.
Mis amigos son los ardientes cunaguaros, las veloces ardillas, las lánguidas iguanas.
Mi canto es el canto del torrente, que arrastra flores y ramas en la espesura.
Piso como la danta, como el picure.
Veo en el aire rostros desconocidos, flores y truenos,
tengo el signo de la flor y el canto.
Soy piedra y latido, soy rugido de fiera en la noche, compás de lluvia en la arena.
Mis cabellos flotan sobre el río, soy brillo de luciérnagas entre la hojarasca.
Pertenezco a la selva, traigo palabras de unión y fuerza, de aliento y de esperanza.
Están escritas en fuego y sangre nuestras lenguas, nuestras voces perviven en el aire, resuenan a través de los siglos.
Nuestra fuerza está en la tierra y la unión con ella, nuestro vigor esta en nuestros cantos, en nuestras flautas, en nuestros pasos a través de los árboles.
Cantemos juntos dancemos juntos, hablemos a las flores, a los animales, a los ríos.
Todos permaneceremos, cada día seremos más fuertes, creceremos como la hierba, como el bejuco silvestre, entibiaremos la tierra con calor de sol.
Serenidad y belleza originaria
Poesía Wayúu (2)
AURORA
Más allá delante de la aurora
donde retoñan las florecitas caminantes
donde danzan los pasos del viento
donde junto a la casa tenemos la casimba
se abre el cometa en el cielo
NADA CONSIGO EN CONTRA DE LOS PÁJAROS
¡Cuánto envidio a los pájaros
por volar en el cielo!
Leo cuanto libro consigo el delito de los animales
y nada consigo en contra de los pájaros.
¡Desde cuándo que volaron las palomas
acompañando a la paz!
GUARDAMOR
Busco antigua urdimbre
para tejer un guardamor
con la imagen de tu cabellera.
CANTO REBELDE
El único canto
que me atrevo a replicar
es el canto de mi abuela
un canto encantado
un canto secreto
y canto rebelde.
Princesa amazónica
Poesía Kariña (3)
WANANA
Esponjo mis plumas
aspiro todo el aire
y con paso de garza
danzo danzo
Contorsiono el cuerpo
tenso el pecho: escudo de nubes
rebullendo arenisca al paso
ciego los ojos
en esta guerra de amor
Agito a palmadas lentas frenéticas tirantes
cuello cabeza piernas
y danzo danzo danzo
hasta vencer pronunciando tu nombre
colgándote mis alas
VEN, IOROJKA, ¿DÓNDE ESTÁS?
Ven, Iorojka, ¿dónde estás?
En la gran inmensidad donde vives,
en lo profundo del profundo río,
en el hueco del sol y de la luna,
en las estrellas que obedecen tu poder,
en donde quiera que estés, óyeme.
Atiéndeme, Ayúdame,
Con todas las fuerzas te llamo.
Escúchame.
No permitas que desmaye, que muera.
Llámame a tu sitio.
Respóndeme con flor de la sangre.
Ven, Iorojka de dos caras. Ven.
Poesía Shikana (4)
PALABREO PARA CARMEN
Carmen es morena y menuda, como las piedras brillantes de los ríos son sus ojos color de miel húmedo y lento al posarse sobre las cosas, como pájaros o pétalos de flores.
Carmen es criolla, pequeña y suave como la hierba del camino.
Ella habla con voz leve como la brisa de la tarde.
Ocupa el lugar de mi madre y es como ella, callada, breve, exacta, hermosa, según la imagen que tengo guardada, según la imagen que ha viajado en el tiempo para mí, a través de dibujos que mi padre me dio diciendo: “Esta es tu Madre”.
Y se veía una mujer en plenitud lunar, con el embrujo del puma en la mirada.
Carmen no tiene su sonrisa, esa sonrisa de flores y frutas que sé en la imagen de mi madre.
Pero la siento cercana, su piel de hierba me recuerda la piel de nuestra gente.
Siento su voz amiga y presiento que también su imagen quedará presa en mi memoria.
Poesía Pemón (5)
TAREN PARA SOBREVIVIR LA MUERTE DE LA MUJER AMADA.
Amada mía, amada, como olvidar tu brillo, dame fuerzas para soñar que estas aún conmigo.
Porque tu ausencia duele como la herida de mil dardos ponzoñosos en la mitad del pecho.
Como olvidar el color de tu risa suave como lluvia sobre el caño, como olvidar tu ropa revuelta que se abrazaba tenue alrededor de tus muslos, tu cuerpo andariego, pleno de soles y luna, tú acento de pájaro silvestre, tus pasos de jaguar, tu sigilo de nube leve como un celaje de la tarde.
Evoco tus cabellos nocturnos, suave como las alas de la seda de las doradas mariposas.
Con esas alas vuelas tú, amada, con esas alas doradas y sedosas.
Vuela sobre la selva, sobre las montañas sagradas, vuela con las alas de mariposas sobre los ríos interminables,
vuela con alas de colibrí brillantes sobre las grutas secretas de las cumbres desconocidas,
mientras yo encuentro tu rostro en las hojas y escucho tu acento en las piedras que los niños lanzan al río,
y oigo tu risa en el salto de agua más cercano,
y siento de nuevo tu olor entre las frutas escondidas del monte.
TAREN DE UN JOVEN PERDIDO EN LA SELVA
No conoce los caminos y quiere encontrar el rastro, la huella invisible del Chamán amigo,
el de los largos cabellos, el de la voz de águila y murmullo de espumas, del amor insatisfecho, de la pasión inconclusa, el del tabaco que jamás se apaga.
Taren es un niño – tigre que no encuentra el rumbo.
Le preguntara a los astros el camino, a la luna fría y distante, y después oirá la voz del mochuelo nocturno el canto helado de los grillos, el trino solitario de las aves que pueblan la noche espesa.
Escuchará el rugido de los ardientes cunaguaros que se acercan envueltos en luciérnagas, para llevarlo al río para que sacie su sed de siglos y contemple el rostro sabio del padrino.
Taren del joven que bebió el agua pura de la tierra escarchada de estrellas, y supo que el Chamán protector lo miraba desde el aire, guiaba sus pasos.
Así encontró el sendero y fue con unos de los seibos de copa riente, fue uno con el viento, uno con el lustroso cunaguaro, con el obstinado armadillo.
Así llego al lugar seguro y no lo toco la tormenta, ni lo asusto el murciélago, ni la lechuza, porque conoce todos los secretos de la selva, por eso toco su flauta mientras termina este taren, taren de un joven que hallo su camino.
UN TAREN PARA NO PERECER
“Waira”, el danto, siendo padre de un recién nacido se puso de viaje, y no en un viaje cualquiera.
Por la montaña adentro, por entre nubes, por lugares pantanosos y hasta de noche en medio de las grandes selvas habitadas por Waira, Tamanua y cunaguaro.
Pero Waira se dio cuenta de que por allí andaban las grandes serpientes y otros seres, que habitaban en las selvas, en las serranías, en las lagunas y en los ríos por donde iba a salir de viaje.
Y por eso se nombró a sí mismo y se hizo taren.
Así se hizo taren Waira:
He aquí que yo voy a salir de viaje, y me nombro a mí mismo.
Porque he aquí, que yo, yo mismo, me voy de camino con mis sandalias de hierba en los pies y mi sombrero de palma en la cabeza, la nube será mi sombrero.
Yo iré por medio de las grandes serpientes y las iré espantando, y los “mawariton” no me verán, ni me verán los “awapiri” nocturnos, más bien yo los asustaré y los ahuyentaré.
Yo ciertamente yo y por mí mismo, yo que soy el “Dawairapia”.
Este solo y único nombre fue el que dijo. Y ni él se dañó ni sus hijitos.
Y este es nuestro taren para cuando siendo padres de recién nacidos, tengamos que ir de caza o por otros motivos viajar a través de las montañas holladas por los cunaguaros.
Pero cuando el viaje no es por las selvas, sino por sabanas y las “wontai”, o montecillos, el que se nombra como taren es el “tamanua” u oso hormiguero.
¿Por qué? Porque el oso hormiguero se fue siendo padre de un niño muy pequeño, en tiempo de verano a través de caminos inseguros y por medio de lugares sin camino, por medio de árboles espinosos y de cañas y hierbas punzantes, y a pesar de todo, su hijo no se enfermó ni entristeció.
Y esto, porque al tiempo de salir de viaje, teniendo un niño pequeño, yo voy a caminar por lugares sin camino y entre plantas espinosas y pelusas que escuecen.
Pero yo haré que mi hijo no se enferme, esas cosas no lo lastimarán.
Yo cargaré siempre a mi hijo sobre mí mismo. Y mi hijo no se escocerá, mi hijo no llorará, mi hijo no se debilitará.
Nota de la Edición
Palabreo del Chamán (1); La Poesía Shikana (4) y la Poesía Pemón (5) se transcribieron de El Chamán de los Cunaguaros. Viaje por el mundo indígena venezolano de Marisa Vanini de Gerulewicz, publicado en Caracas (2008) por El perro y la rana.
(2) La Poesía Wayúu fue transcrita de Lenguaje de Sol de José Ángel Fernández Silva Wuliana publicado en Caracas (2006) por Monte Ávila Editores Latinoamericana.
(3) La Poesía Kariña fue transcrita de Piel de Maraka de José Canache de La Rosa, publicado por en El Tigre (1993) por el Centro de Actividades Literarias de El tigre.
Imagen cortesía de Oscar Encinoza
Hace mucho tiempo te estaba esperando
Eternamente te estaré esperando
Poesía Piaroa.
*Más sobre Literatura Indígena en Venezuela en: http://letrasllaneras.blogspot.com/p/muestras-de-poesia-indigena-en.html
**Canto Pemón
SI TE VAS DE MÍ
Si te vas de mí
sin motivo alguno
Te seguiré
En el flanco del cerro
Te seguiré
Bajo el retumbar del trueno
Te seguiré
Ayer y hoy
Te seguiré
**Poesía Piaroa
PARA EL HOMBRE QUE ESPERA
Para el hombre que espera
es la luna;
el sol para la canoa
que remonta el río;
y para los hombres todos de la selva
es el agua.
Pero la mariposa roja
es para Merica.
Merica es la niña que amo.
Merica, que recoge la yuca,
y tuesta las tortas de casabe.
Merica es luna, sol, agua, mariposa.
SI TÚ ME MIRAS
Si tú me miras
soy una mariposa roja.
Si me hablas,
soy el perro que escucha.
Si me amas,
soy la flor que se entibia
en tus cabellos.
Si me rechazas,
soy una canoa vacía,
arrastrada por los ríos
y que las piedras destrozan.
**Poesía Wayúu LA MUERTE GUAJIRA A cada uno de nosotros está unida un alma. Ella es como un pedazo pequeño de algodón blanco, como el humo. Pero nadie la puede ver. Nuestra alma nos sigue a todas partes, como nuestra sombra. -Algunos dicen que la sombra es la forma del alma, y el alma le dan el nombre de la sombra-. Nuestra alma no nos deja sino durante el sueño, o cuando estamos enfermos, o cuando hemos sido flechados por un wanülü. Todo lo que ocurre en nuestros sueños es lo que ocurre en nuestra alma. Si un guajiro sueña que está afuera, cerca de un pozo, en una casa… o si ve pájaros, ello quiere decir que su alma ha salido de su corazón, naa ^in wayuu ajuittüsü zulú naaìn, pasando por su boca, para volar allá. Pero su corazón sigue trabajando. Sin embargo es nuestra alma la que nos hace morir. El hombre que sueña que se muere no despierta más. Su alma lo ha dejado para siempre. Está todavía vivo, aquel que sueña que le han enterrado un puñal en el pecho. Pero su alma ya está muy herida. La enfermedad está allí. La muerte está cercana. Cuando un guajiro se enferma, su alma está como prisionera, allí donde se encuentra el Sueño. Es ahí entonces que el espíritu del chamán puede encontrarla y devolvérsela al enfermo. Pero si no la encuentra, si está escondida, si ella ha entrado en algún lugar, el guajiro muere. Su alma ha atravesado el camino, el camino de los indios muertos: spüna wayuu ouktüsü, la Vía Láctea.
**Poesía Timoto-Cuica
CANTO GUERRERO DE LOS TIMOTES Corre veloz el viento; corre veloz el agua; corre veloz la piedra que cae de la montaña. Corred guerreros, volad contra el enemigo; Corred veloces como el viento como el agua como la piedra que corre de la montaña. Fuerte es el árbol que resiste al viento fuerte es la roca que resiste al río; fuerte es la nieve de nuestros páramos que resiste al sol. Pelead, guerreros, pelead, valientes: mostraros fuertes como los árboles, como las rocas, como las nieves de las montañas. CANTO GUERRERO DE LOS CUICAS Madre Chía de la montaña alumbra mi choza con tu pálida luz. Padre Ches que resplandeces no ilumines el camino al invasor Madre Icaque: libera tus condores desata el ventarrón y manda tus jaguares afila los colmillos de las mapanares y haz que los blancos mueran con dolor Madre Icaque de Quibao; Padre Che y Madre Chía, Inflamen mi pecho con la llama del rencor arrojen el calcinante fuego el agua que todo lo destruye y de las nubes los rayos y de las montañas el trueno Padre Ches: haz que mis trojas rebosen de granos con la fuerte chicha llena mis ollas y mi pecho con valor a mi mujer que cría dale pechos que manen ríos de leche blanca Padre Ches dame una aguda flecha que al invasor fulmine templa mi brazo que sin temor dispare yo soy tu hijo, Ches mi Señor yo soy tu esclavo Chía mi señora dame la chicha de tu valor inmenso dame a comer en carne el odio al invasor.
**Poesía Warao
YA NO SERÉ MÁS WARAO Ya no seré más warao me he convertido en lechuza vivo en el monte solitario en el monte solitario vivo yo el “Joinarotu” el solitario morador de la montaña inhabitada estoy viejo y aunque viejo siendo un indio waika aquí vivo transformado en lechuza… yo el “Joinarotu” volveré a ser warao ahora que ustedes me librarán del hechizo yo el “Joinarotu” habitante del monte solitario nuevamente seré warao ahora que ustedes me devuelvan mi forma de warao Yo yo el “Joinarotu” soy un indio warao que en el monte inhabitado vivo y ustedes me devolverán mi forma guaraúna soy un indio warao yo el “Joinarotu” Ustedes ustedes ahora han hecho que vuelva a ser un warao. EL PAÍS DE LOS ZAMUROS Las casas de los zamuros están sobre las nubes Esa nuble blanca al lado de la montaña Los zamuros no son aves son waraos y en sus casas abunda la comida: mapuey, yuca, caña dulce y ocumo Toman cachiri de yuca fermentada Beben y se emborrachan como los waraos Volando los zamuros bajan a la tierra Son blancos jefes y negros peones de trabajo cazadores cocineros Todos obedecen a un blanco zamuro Bicéfalo parecido a los demás Los zamuros blancos mandan a los negros a buscar carne. Entonces son aves que bajan a cazar Al encontrar la carne la devoran y en su buche la remontan a su pueblo y entregan en vómitos al zamuro bicéfalo la pieza de su cacería. Los waraos crearon el país de los zamuros.
**Poesía Piaroa
LA LLUVIA RESBALA La lluvia resbala sobre la choza las canoas flotan sobre los campos de yuca. En la sombra el fuego de Vehemica es un pequeño sol. Los muchachos se calientan mientras asan el pescado entre las brasas. Vehemica, el sabio dice: “En un tiempo, toda la sabana era río, y era agua todo el cielo, los piaroa huyeron a la montaña: La canoa se rompió entre las ramas del cerro, y la tierra fue el único alimento durante diecinueve lunas” La voz de Vehemica, en la oscuridad de la choza era como una hoja aplastada sobre la palma de la mano. Un día la luna se detendrá en el cielo se secarán las flores y, en la selva, solo crecerán las piedras. Entonces, después de aplastar el bohío y toda la gente Piaroa solo existirá la gran Piedra Negra.
**Poesía Pemón
AQUÍ EN LA SABANA AQUÍ EN LA SABANA vivimos los indios con el pie en el suelo y la cara al sol. Tenemos armas el arco y la flecha con la cerbatana y el curare atroz. Pueblan nuestros montes el jaguar y el danto que nunca faltó. Gran sabana la de malocas redondas del kumache y Kachiri. Patria amada no hay más lecho como el chinchorro ni sabor como el del ají (…). ¡YAE…! Yo extirparé la BAJANA Yo sé bien lo que adentro hay, y la bajana la extirpé. Tú a mi sobrino chiquito, Oh, jebú, lo has invadido. Oh, jebu, si está, dímelo y dime el nombre de tu padre Si lo que hay es joa, dímelo: y dime el nombre de su padre Y si lo que hay es bajana, dímelo, dime el nombre de su padre para yo poder devolverle la salud.
**Poesía Pemón-Tareupan
CANCIÓN AMATORIA Oye el canto de la paloma, Yo, paloma torcaz Estoy, llorando. De la joven Tunaima me fui detrás; vuelvo a su seno. Para darte el niño ofrecido, pero vamos a honrarlo. A tus aceites A tus pinturas Yo paloma torcaz Estoy llorando. A la luz tuya Yo, paloma torcaz Estoy llorando. CANCIÓN DEL ARRENDAJO Arrendajo hizo su nido el conoto hizo su nido Le cortaron la rama fue ratón.
**Poesía Yanomami
EL PUEBLO DE LOS COLIBRÍES CANÍBALES Era el pueblo de los colibríes. Se pasaba en la montaña de la “mujer que tienen sus reglas”. Los humanos se precipitaron por esos lugares para cosechar miel. Los viejos le aconsejaron: “¡No vayan allá! Serán comidos por los colibríes: un pueblo caníbal está reunido allí”. Acababan de pronunciar esas palabras y estaban comiendo miel cuando se escuchó un aleteo. En un instante los colibríes se abalanzaron sobre sus cráneos y aspiraron su cerebro. Luego se fueron. Allí se reúne el pueblo de los colibríes. Allá comieron los humanos. (Canto colectivo) Los humanos fueron comidos por los colibríes caníbales que les atravesaron el cráneo, hacia el cielo van sus huellas donde habitualmente me pierdo. He aquí que buscan de nuevo apoderarse del alma de los niños y vengar así la muerte de mi hijo. COMIDOS POR AVISPAS CARNÍVORAS Cerca de la cascada yawaramabiwei había avispas. Niños bullían cerca del lugar. Un nido colgada en lo alto de una piedra y se balanceaba. Los insectos zumbaban y batían sus alas en el aire. Del nido goteaba una sustancia líquida rojiza. Uno de los niños dijo: “Hermanito, hay un nido de avispas que cuelga. Vamos a quemarlo”. Iban a ser atacados cuando volvieran al bohío. Tomaron tizones. “vamos a quemar las avispas cuyo nido está en la cascada. -¡Son avispas peligrosas, son demonios caníbales! ¡Van a ser comidos! Los niños no escucharon los consejos de prudencia. Se fueron. Amarraron una brazada de hojas secas a un palo para quemarlas. Los insectos apagaron el fuego y se abalanzaron sobre los niños quienes, pensando escapar, se tiraron al agua. Las avispas le persiguieron el el río y pronto no había más que esqueletos muy limpios. Cuando salieron del agua, las avispas cse dirigieron al bohío donde devoraron todos los que encontraron en él.
(*) Nota: difusión de nuestro patrimonio cultural tomada de “Wayuu, Timoto-cuica, Warao, Piaroa, Pemón, Pemón-Taurepán, Yanomami MUESTRA POÉTICA. (La selección y algunas versiones estuvierona cargo de los poetas Carlos Osorio, Reynaldo Pérez Só y Adhely Rivero). Editado en la colección Separata, Valencia: Departamento de Literatura, Dirección de Cultura de la Universidad de Carabobo. 1999.
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